lunes, 15 de febrero de 2016

Los mercados se vacían: el caso del mercado de trabajo

En la entrada anterior, hemos hablado del debate de las ideas en Macroeconomía. Este debate alcanza las premisas más elementales, como discutir si es necesario que gobierno de una nación intervenga en la economía o, por el contrario, deje que la asignación vía precios lleve por sí sola a la economía al encuentro con su equilibrio. Este es el caso del mercado de trabajo. Podríamos sencillamente esperar que el precio (salario por hora trabajada, por ejemplo) se ajustara suficientemente hasta conseguir que el mercado se vaciara y con ello disfrutar de un mercado de trabajo en equilibrio. A este precio, se nos asegura por la economía clásica, que cada comprador que está dispuesto a pagar un determinado precio encontrará un vendedor que desea vender a ese precio, y viceversa (Krugman y Wells, 2006).
Este precio, sin embargo, podría ser tan bajo que no permitiese generar una renta para el trabajador (oferente de trabajo) suficiente como para "ganarse" la vida, esto es: comprar la mínima cesta de consumo que se despacha.
La fijación por parte del gobierno de un salario mínimo por encima del precio de equilibrio en el mercado de trabajo tiene como seguro efecto la creación de un excedente de oferta de trabajo sobre la demanda de trabajo a ese nivel de precios. O lo que es lo mismo: se producirá desempleo.
De otra parte, las economías de nuestro entorno y la nuestra propia tienen una enorme tradición de salarios mínimos, sin duda como efecto de una idea bien asentada en nuestras sociedades de protección de unos mínimos de renta y de defensa de la integridad del trabajador.

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